Saturday, June 04, 2005

no tan mal morirse para estar

Encuentro en un elevador

Sólo nosotros dos entramos en el elevador.
Nos miramos sin pensar en nada más.
Dos vidas, un momento, plenitud, beatitud.
Ella bajó en el quinto piso y yo, que iba más arriba,
supe que no volvería a verla jamás,
que nos habíamos encontrado en la vida sólo una vez,
que si la siguiera sería como un muerto,
y si ella volviese a mí
sería del otro mundo.

Vladimir Holan - República Checa.
Este poema pertenece al libro La gruta de las palabras (UAM, 1991; versiones de
José Emilio Pacheco).

un cuento de beckett

SOBRESALTOS

un cuento de Samuel Beckett

Uno


Sentado una noche a su mesa con la cabeza en las manos se vio levantarse y partir. Una noche o un día. Pues aunque apagada su luz no se quedaba a oscuras. Le venía entonces de la única alta ventana una apariencia de luz. Debajo de ella todavía el banco en el cual se subía a ver el cielo hasta ya no poder desearlo. Si no se asomaba para ver cómo era abajo era quizá porque la ventana no estaba hecha para abrirse o porque no podía o no quería abrirla. Quizá sabía perfectamente cómo era abajo y ya no deseaba verlo. Tan bien que permanecía simple y llanamente allí encima de la lejana tierra viendo a través del vidrio nublado el cielo sin nubes. Tenue luz invariable sin par en su memoria de días y noches de antaño en los que la noche venía puntualmente a relevar al día y el día a la noche. Única luz pues apagada la suya de ahora en adelante aquélla le llegaría del exterior hasta que a su vez se apagara dejándolo en la oscuridad. Hasta que él a su vez se apague.

Una noche pues o un día sentado a su mesa con la cabeza en las manos se vio levantarse y partir. Primero levantarse sin más pegado a la mesa. Luego volver a sentarse. Luego levantarse nuevamente pegado a la mesa nuevamente. Luego partir. Comenzar a partir. Con pies invisibles comenzar a partir. A pasos tan lentos que sólo el cambio de sitio lo probaba. Como cuando desaparecía mientras aparecía nuevamente en un nuevo sitio. Luego desaparecía nuevamente mientras aparecía más tarde en un nuevo sitio nuevamente. Así iba desapareciendo cada vez mientras aparecía luego nuevamente en un nuevo sitio nuevamente. Nuevo sitio en el lugar en el que sentado a su mesa con la cabeza en las manos. Mismo sitio y misma mesa que cuando Darly murió y lo abandonó. Que cuando otros a su vez antes y después. Hasta que él por fin a su vez. Con la cabeza en las manos semi-deseando semi-temiendo que volviera a desaparecer que ya no reapareciera. O simplemente pidiéndoselo. O simplemente esperando. Esperando ver si sí o no. Si sí o no nuevamente solo sin esperar nada nuevamente.

Visto siempre por la espalda donde quiera que fuera. Mismo sombrero y mismo abrigo que en la época de la errancia. Tierra adentro. Ahora como alguien en un sitio desconocido en busca de la salida. En las tinieblas. A ciegas en las tinieblas del día o de la noche de un sitio desconocido en busca de la salida. De una salida. Hacia la errancia de antaño. Tierra adentro.

Un reloj lejano tocaba la hora y la media. El mismo que en la época en la que Darly entre otros murió y lo abandonó. Toquidos ya claros como llevados por el viento ya apenas en tiempo sereno. También gritos ya claros ya apenas. Con la cabeza en las manos semi-deseando semi-temiendo cuando tocaba la hora que ya nunca la medía. Igual que cuando tocaba la media. Igual cuando los gritos cejaban un momento. O simplemente pidiéndoselo. O simplemente esperando. Esperando escuchar.
Hubo un tiempo en el que de tiempo en tiempo levantaba la cabeza suficientemente para ver las manos. Lo que de ellas había que ver.

Una extendida en la mesa y sobre ella extendida la otra. En reposo después de todo lo que hicieron. Levantaba su finada cabeza para ver sus finadas manos. Luego la reposaba en ellas en reposo también ella. Después de todo lo que ella hizo.

Mismo sitio que aquél desde el cual cada día se iba a errar. Tierra adentro. Al que cada noche regresaba a dar vueltas en la sombra aunque pasajera de la noche. Ahora como desconocido al que vio levantarse y partir. Desaparecer y reaparecer de nuevo en un nuevo sitio. Desaparecer otra vez y aparecer otra vez en otro nuevo sitio. O en el mismo. Ningún índice de que no el mismo. Ninguna pared señal.
Ninguna mesa señal. En el mismo sitio que en el que daba vueltas todo sitio como uno mismo. O en otro. Ningún índice de que no otro. Donde nunca. Levantarse y partir en el mismo sitio de siempre. Desaparecer y reaparecer en otro donde nunca. Ningún índice de que no otro donde jamás. Sólo los toquidos. Los gritos. Los mismos de siempre.

Luego tantos toquidos y gritos sin que hubiera reaparecido que quizá ya no reaparecería. Luego tantos gritos desde los últimos toquidos que quizá ya no habría. Luego tal silencio desde los últimos gritos que quizá ya no habría más. Como quizá el final. O quizá solamente un remanso. Luego todo como antes. Los toquidos y los gritos como antes y él como antes ya allí ya ausente ya allí nuevamente ya nuevamente ausente. Luego el remanso nuevamente. Luego nuevamente como antes. Así una y otra vez. Y paciencia esperando el único verdadero fin de las horas y de la pena tanto de sí como del otro es decir la suya.

Dos

Como alguien que posee toda su cabeza nuevamente fuera en fin sin saber cómo se había encontrado tan poco tiempo antes de preguntarse si poseía toda su cabeza. Pues de alguien que no posee toda su cabeza ¿se puede razonablemente afirmar que se lo pregunta y que además se encuentra bajo pena de incoherencia se obstina en este rompecabezas con todo lo que le queda de razón? Por lo tanto fue bajo la especie de un ser más o menos razonable como emergió por fin sin saber cómo en el mundo exterior y no había vivido más de seis o siete horas del reloj antes de comenzar a preguntarse si poseía toda su cabeza. Mismo reloj cuyos toquidos daban la hora y la media cuando en su reclusión y por lo tanto primero naturalmente para tranquilizarlo antes de ser finalmente una fuente de preocupación ya que no más claros ahora que cuando acallados en principio por sus cuatro paredes. Luego buscó consuelo pensando en quien al caer la noche se apresura hacia el ocaso para ver mejor a Venus y no encontró ninguno. Sucedía lo mismo con el único sonido diferente que anima su soledad el de los gritos mientras subsistía perdiendo sufrimiento a su mesa con la cabeza en las manos. Sucedía lo mismo con la procedencia de los toquidos y los gritos en tanto que tan ilocalizable al aire libre como normalmente desde el interior. Obstinándose en todo eso con todo lo que le quedaba de razón buscó consuelo pensando que su recuerdo del interior dejaba qué desear y no encontró ninguno. A su pena se agregaba su caminar silencioso como cuando descalzo recorría su suelo. Así todo oído de peor en peor hasta cejar hasta de escuchar de oír y ponerse a mirar a su alrededor. Resultado finalmente estaba en un prado lo cual por lo menos tenía la ventaja de explicar su caminar silencioso antes un poco más tarde como para excusarse de incrementar su turbación.

Pues no tenía recuerdo de ningún prado desde cuyo corazón mismo no fuera visible algún límite desde el cual siempre a la vista algún lado un confín cualquiera como una cerca u otra forma de frontera que no debía franquearse. Circunstancia agravante al mirar de más cerca la hierba ésta no era de la que creía acordarse es decir verde y en la que pacían los diferentes herbívoros sino larga y de color grisáceo incluso blanca en partes. Luego buscó consuelo pensando que su recuerdo del exterior dejaba quizá qué desear y no encontró ninguno. Así todo ojos de peor en peor hasta cejar de ver de mirar alrededor de él o con atención y ponerse a pensar. Con ese fin a falta de una piedra sobre la cual sentarse como Walther y cruzar la pierna no encontró algo mejor que quedarse allí de pie inmóvil lo cual hizo después de dudarlo brevemente y por supuesto que inclinar la cabeza como alguien abismado en sus pensamientos lo cual hizo también después de dudarlo otra vez brevemente.

Pero pronto cansado de hurgar en esas ruinas retomó su paso a través de las largas pálidas hierbas resignado a ignorar dónde estaba y cómo llegó o a dónde iba y cómo regresar al sitio del cual ignoraba cómo había partido.

Así iba ignorando todo y con ningún fin a la vista. Ignorando todo y además sin deseo alguno de saber ni a decir verdad sin ninguno de ninguna clase y por consiguiente sin remordimientos tan sólo hubiera deseado que cesaran de una buena vez los toquidos y los gritos y lamentaba que no. Toquidos ya apenas ya claros como traídos por el viento pero no sopla nada y gritos ya claros ya apenas.

Tres

Así estaba antes de quedar inmóvil nuevamente cuando en sus oídos desde lo más profundo de sí oh cómo sería y aquí una palabra perdida terminar allí en donde nunca jamás. Luego largo silencio largo simplemente o tan largo que quizá ya nada y luego nuevamente desde lo más profundo de sí apenas un murmullo oh sería y aquí la palabra perdida allí donde nunca antes. En todo caso sea lo que sea lo que haya podido ser terminar y así una y otra vez acaso no estaba ya allí mismo en donde se encontraba inmóvil en el mismo sitio y doblado en dos y sin cesar en sus oídos desde lo más profundo de sí apenas un murmullo oh sería tal y así una y otra vez ¿no se encontraba ya si se da crédito a sus ojos allí donde nunca antes? Pues incluso alguien como él al encontrarse una vez en un sitio semejante ¿cómo no se hubiera estremecido al volverse a encontrar lo cual él no había hecho y habiéndose estremecido buscado consuelo pensando diciéndose que habiendo encontrado el medio de salir de ello entonces podía volverlo a encontrar para volver a salir una vez más lo cual tampoco había hecho? Allí entonces todo este tiempo en donde nunca antes y a dondequiera que buscara con los ojos ningún peligro o esperanza según el caso de salir alguna vez de allí. Era necesario pues como si nada persistiera ya en una dirección ya en otra o por el contrario ya no moverse según el caso es decir según esa palabra perdida que si resultaba negativa como desgraciado o malvenido por ejemplo entonces evidentemente a pesar de todo lo primero y en caso contrario evidentemente lo otro es decir ya no moverse. Como a título de ejemplo el lío en su mente supuestamente hasta ya nada desde lo más profundo que apenas de vez en vez oh terminar. Sin importar cómo sin importar dónde. Tiempo y pena y sí mismo por decir algo. Oh terminar todo.



(Traducción de Antonio Marquet)

consejos de chinasky

COMO SER UN GRAN ESCRITOR

por

CHARLES BUKOWSKI



tienes que cogerte a muchas mujeres
bellas mujeres,
y escribir unos pocos poemas de amor decentes
y no te preocupes por la edad
y los nuevos talentos.
Sólo toma más cerveza, más y más cerveza.
Anda al hipódromo por lo menos una vez
a la semana
y gana
si es posible.
aprender a ganar es difícil,
cualquier pendejo puede ser un buen perdedor.
y no olvides tu Brahms,
tu Bach y tu
cerveza.
no te exijas.
duerme hasta el mediodía.
evita las tarjetas de crédito
o pagar cualquier cosa en término.
acuérdate de que no hay un pedazo de culo
en este mundo que valga más de 50 dólares
(en 1977).
y si tienes capacidad de amar
ámate a ti mismo primero
pero siempre sé consciente de la posibilidad de
la total derrota
ya sea por buenas o malas razones.
un sabor temprano de la muerte no es necesariamente
una mala cosa.
quédate afuera de las iglesias y los bares y los museos
y como las arañas, sé
paciente,
el tiempo es la cruz de todos.
más
el exilio
la derrota
la traición
toda esa basura.
quédate con la cerveza,
la cerveza es continua sangre.
una amante continua.
agarra una buena máquina de escribir
y mientras los pasos van y vienen
más allá de tu ventana
dale duro a esa cosa,
dale duro.
haz de eso una pelea de peso pesado.
haz como el toro en la primer embestida.
y recuerda a los perros viejos,
que pelearon tan bien:
Hemingway, Celine, Dostoievski, Hamsun.
si crees que no se volvieron locos en habitaciones minúsculas
como te está pasando a ti ahora,
sin mujeres
sin comida
sin esperanza...
entonces no estás listo
toma más cerveza.
hay tiempo.
y si no hay,
está bien
igual.

Puní >>(incorrecciones)>

*
A donde se había metido lo que no estaba adentro aquella noche concluyente las simetrías, quel viento adultera ir al lugar que nova por que no va, estar donde las piezas no eran de su lugar en su lugar. Solo pensamientos enjaulados de sordo mundo externo el murmullo de pensar el eco elipsis, ese hábito placer de doler por que nos preocupan las costumbres –y las piezas armadas sirven puff para que alguien se arme y con que sentido el arma que se disparen las cosas con todos los sentidos sintiendo el sin sentido real-. De que lado se había inclinado el nivel. Los objetos parecidos a la ausencia de la sombra. >(repaso de suposición>>) El espejo que te devolvería algo. Como iba terminando desde un principio cada fin de partes sueltas en que consistía la volátil lasitud. Para un animal incapaz de volver por el camino donde vino. Arrebato al vuelo arrastrado, a la linda manera de esquivar el lugar inevitable con el armazón perdida de inopia bestia inteligente tocando el timbre al aire como si el aire oyera a donde se había metido lo que estaba afuera aquella noche concluyente.
Como si se oyera el timbre en una casa tan grande.


*
Ni siquiera sabían sus tinos, sus nombres, ni sus edades ni ideas, si sabían como se llamaban y cuantos años tenían y suplentes, no sabían para que tenían que verse, si sabían que verse siempre es por algo aunque no lo sepan, por que no sabían que iban a verse hasta el momento que se vieron. Y no se vieron mas por dos meses, o exactamente algo así. Pero recién había pasado un día, así que el se anduvo olvidando cosas por los lugares como siempre, y ella no las encontró por que estaban justo frente a ellas en esos lugares donde habían quedado olvidadas. Pero ella no sabia ni que ayer había visto al que se había olvidado esas cosas que ella no encontró cuando paso por el lugar ese como siempre, y el nunca supo que ella paso por ese lugar, pero si se acordaba de cuando paso ayer y la vio, y pensando como podría haber pasado como nunca, como siempre que nunca pasa por que está pasando y todo lo que es presente parece que no pasa nunca por que esta pasando siempre, sin nunca pensar que en 59 días la vería y seria el quien no la ve, cuando ella por primera vez lo reconoce por llevar puesto lo que se olvidaba siempre. Como si loviera por primera vez.
Advierte.


*
Todas las noches concluyen
Y como despertares
Conclusiones en las noches
Todos no entendemos saber
Predicciones que no adivinan
Ni cerca
Y tan bordea la cosa
Entidad pasando de largo
El pájaro que se va volando
Cuando siente que se acercan.

*
Entretanto estaba atardeciendo no hacía tanto frió. Yo todavía no había salido de esa pieza, pero se veía un lindo día a través de la ventana que esperaba que se secase mi remera colgada de planta alta. La tarea de hacer disponer construcciones en el mundo de la celebérrima Rafaela armatoste y sus piernas que distraían su vos en un micrófono desenchufado en vivo y en directo para todo el país.

*
Mientras sonaba un televisor invasor y un lavarropas que no se quedaba atrás ya que la remera llevaba varios días escapándose de el. Por fin espuma, por fin jabón, pensaba Azo globo que si se toca plop y vuelve a ser globo si alguien sopla algún lugar. Por fin panes con queso haciendo poesía invadida, ruido siniestro convertido en requiebro. Un elogio a la continuidad por las dudas. Lo que lleva al proceso de la finalización. No es cuestión de terminar sin una solución.



*
Las soluciones son el fin, y el fin dura poco. Siempre llega para concluir como una rama, una hoja, un ojo que llega a pensar en ver lo que no ve mientras pierde el tiempo mirando. Pero en este caso el tiempo es perdido si el final empieza desde el principio, pero nunca termina. Que clase de vida se consume si no todas sino.

Momentáneo expulso inquietudes que puedan llegar a perder interés por otras que lo pierdan también luego, en la prolongación. Tan circunstancial me veo caminando que creo que me podría detener cuando quiera y conceptuar como cierto una provisión así de fácil y torpe. Y me rió.





Como cierto día que no llega, hay también un reposo como elevación de una masa a la brisa de una ventana y alguien hambriento oliendo que hay, lo que se dice día a día. Tachones, almanaques, agendas,
todos inválidos y dotados.
Multitudes , diría la ausencia. Sin mascara, cansada y a la vez como si le quedaran días por cansarse de hacer.
Hay que hacerse mientras se esté. Aunque nos digan, no te hagas, deja de hacerte. Como si hacerse fuera tan increíble como el hecho de deshacerse, y con la pregunta de en que queda lo que se hizo.
En los kioscos, en las macetas, en las furas –como dirían los cultos-?.



Me acuerdo cuando la cebolla me enseño a evitar el llanto. Aprendí a no enseñarlo, pero nunca lo pude evitar.

Suelo querer salir del suelo, pero mis saltos solo pueden saltar.
Si mis vuelos pudiesen volar...
Uy si.

Que te quieran es neurálgico?
No ves idiotísima sutileza que te podría consumir
Mouchoir. Vérité,
jardín.

seria como poesia

estar inconforme como parte de la satusfaccion del gusto por la belleza, aunque realmente no suseda tal o cual en plenitud y desgaste. andando por los rincones para contemplar que no es cierto el sueño, que es parte del ser individual.

el error del titulo

estoy tratando de enviar una foto. aparece un cartel. me desvisto. llegan a sacarme y todo por una foto.