Encuentro en un elevador
Sólo nosotros dos entramos en el elevador.
Nos miramos sin pensar en nada más.
Dos vidas, un momento, plenitud, beatitud.
Ella bajó en el quinto piso y yo, que iba más arriba,
supe que no volvería a verla jamás,
que nos habíamos encontrado en la vida sólo una vez,
que si la siguiera sería como un muerto,
y si ella volviese a mí
sería del otro mundo.
Vladimir Holan - República Checa.
Este poema pertenece al libro La gruta de las palabras (UAM, 1991; versiones de
José Emilio Pacheco).
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